‘Venom: Carnage liberado’ (‘Venom: Let There Be Carnage’) es de forma casi literal una versión cinematográfica de los cómics del personaje, principalmente de los años 90, pues tiene todo el humor sin sentido, anarquía y extravagancia que caracterizaban a las viñetas de aquella época. Todo eso es hecho de forma extremadamente consciente por el director Andy Serkis (sí, él mismo, el Gollum de ‘El señor de los anillos’ en su cuarto largometraje como director) y por los guionistas Kelly Marcel y Tom Hardy (exactamente, la estrella de la película). El resultado es una especie de mezcla entre ‘Deadpool’ con comedia de terror, cuyo guion tiene prácticamente la misma estructura que las películas de ‘El hombre araña’ dirigidas por Sam Raimi. El antagonista de la película, Carnage, es interpretado por Woody Harrelson (‘Tierra de Zombies’), quien también busca en el humor el toque de irreverencia para ser el asesino serial. Quizá falta algo de violencia gráfica (la clasificación original de la película es PG-13, contra la R del “Mercenario bocón”, que obliga a los menores de 17 años a ir acompañados de un adulto), además de un guion más elaborado. Aún así, con una duración cercana a los 97 minutos, entrega de forma rápida y directa el entretenimiento que se propone.
La Venom es una bestia curiosa, pues desarrolló a su versión de Eddie Brock independientemente de Spider-Man, un personaje del que su identidad es inseparable en los cómics. Eso es gracias, en buena parte, al carisma de Tom Hardy como el protagonista, y en Venom: El último baile (Venom: The Last Dance), no es la excepción. La película pone al antihéroe en su misión más grande, con Knull, el creador de todos los alienígenas simbiontes, lanzando una invasión contra la Tierra. Es una conclusión coherente para la trilogía, aunque hay que decirlo, si no te gustaron las entregas anteriores, aquí no hay nada de nuevo ni mejor. Sin embargo, si has disfrutado de este viaje con Tom Hardy, sin duda te divertirás.
En más de dos décadas de películas y otras seis de cómics, el Hombre Araña ha conquistado su lugar en el imaginario popular. A estas alturas, ya son varias las generaciones impactadas por este personaje tan relacionable –todos reímos, lloramos, hemos perdido a alguien y llegado tarde a algo–. ‘Spider-Man: Sin camino a casa’ (‘Spider-Man: No Way Home’) es, de diversas maneras, la culminación de esa trayectoria. Luego de los eventos de ‘Spider-Man: Lejos de casa’, Peter Parker (Tom Holland) busca la ayuda de Doctor Strange (Benedict Cumberbatch) para hacer que todos se olviden de quién es el “amigable vecino”.Sin embargo, el hechizo sale mal, trayendo para el Universo Cinematográfico de Marvel algunos de los villanos enfrentados por las encarnaciones anteriores del héroe en la pantalla grande, interpretadas por Tobey Maguire y Andrew Garfield. A partir de ahí, se construye una historia sobre segundas oportunidades y sobre la fe en la humanidad, temas extremadamente importantes en un mundo con tantas divisiones y desconfianza en el que vivimos hoy. Destacan las actuaciones impecables de Alfred Molina (quien regresa como Doc Ock) y Willem Dafoe (que una vez más roba escena con su Duende Verde). En la dirección, Jon Watts sigue la misma línea de las películas anteriores del héroe, aunque añade elementos de los cineastas que vinieron antes –especialmente de Sam Raimi, director de la primera trilogía de ‘El hombre araña’–. Sumando todo, tenemos una película extremadamente nostálgica, muy divertida y con buenas escenas de acción, que cierra ciclos y abre puertas para que el trepamuros siga siendo el héroe preferido de las generaciones por venir. Descubre otras películas del universo Marvel.