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Considerada hoy un clásico, ‘Bonnie y Clyde’ – inspirada en la mítica pareja de criminales homónimos – fue controversial en su momento. Estrenada a finales de los sesenta, cuando Hollywood comenzaba a abandonar el Código de producción cinematográfica o “Código Hays” (una serie de restricciones que rigió por décadas lo que podía mostrarse en películas hollywoodenses), la película fue considerada un parteaguas por su representación de la violencia y el sexo en pantalla, por lo que se convirtió un estandarte contracultural de su tiempo. Es una de las cintas más tempranas del Nuevo Hollywood de los sesenta y setenta, que además hizo leyendas de Warren Beatty y Faye Dunaway, y ha inspirado decenas de películas similares como ‘Asesinos por naturaleza’.
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La ‘road movie’ por excelencia, ‘Busco mi camino’ (más conocida por su título original, ‘Easy Rider’) es uno de los hitos de la contracultura estadounidense de los años sesenta. Dirigida y coprotagonizada por Dennis Hopper, la película encapsula el panorama social de Estados Unidos durante dicha época, desde la cultura hippie a las comunas y el uso recreativo de drogas, pero también la intolerancia de ciertos sectores de la población a estos movimientos. Una joya esencial del cine estadounidense que, como pilón, fue responsable de poner en el mapa ni más ni menos que a Jack Nicholson.
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Dirigida por Wim Wenders (‘Las alas del deseo’), uno de los autores más prominentes del Nuevo Cine Alemán de la segunda mitad del siglo XX, ‘París, Texas’ es considerada una de sus mejores películas, una película de carretera (road movie) con sabor a western, pero con su corazón en una tragedia familiar y una historia de redención. Merecedora de la Palma de Oro del Festival de Cannes en 1984 (entre varios otros premios internacionales), se trata de una historia que comienza como un misterio en los parajes desérticos de Estados Unidos (bellamente fotografiados y casi idealizados por Robby Müller), y que poco a poco revela el trágico pasado de su protagonista, magistralmente interpretado por el legendario Harry Dean Stanton (‘Alien: el octavo pasajero’). Una película con un sabor agridulce sobre la añoranza por un pasado que ya no existe, y la búsqueda de conexión con los seres queridos a pesar de las enormes distancias físicas y sentimentales entre sí. La escena del peep-show, con Nastassja Kinski vestida en rosa, es de las más famosas y emotivas de la historia del cine, lo que hace de ‘París, Texas’ una obligada para los cinéfilos.
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Se trata del tercer largometraje del director Gus Van Sant, después de ‘Drugstore Cowboy’ y ‘Mala Noche’. Estrenada en el Festival de Cine de Venecia 1991, ‘Idaho: el camino de mis sueños’ (‘My Own Private Idaho’) es un referente obligado del Nuevo Cine Queer de los años noventa – y del que el propio Van Sant es uno de los autores más prominentes –, con una estética vanguardista que retrata con autenticidad temáticas hasta entonces consideradas tabúes relacionados a la comunidad LGBT. La película también consolidó como promesas actorales juveniles al hoy difunto y legendario River Phoenix (ganador de la Copa Volpi al Mejor actor del Festival de Venecia por este papel), y a Keanu Reeves, eventual estrella de ‘Matrix’.
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Dirigida por el legendario Ridley Scott en la cumbre de sus poderes (y más notablemente, con un guión de Callie Khouri ganador del Oscar), Thelma & Louise es una de las mejores road movies de todos los tiempos, consagrando también como leyendas a Susan Sarandon y Geena Davis. La historia trata de dos amigas que deciden escapar de sus aburridas y sumisas vidas domésticas para un fin de semana de fiesta. Sin embargo, el plan se convierte en una carrera para huir de las autoridades cuando, en defensa propia, asesinan a un hombre. Como buena road movie, el viaje no sólo es geográfico, sino espiritual y psicológico: una historia de dos mujeres que, ante un sistema que las oprime, logran encontrar su poder y tomar control de él, incluso si defender su dignidad implica llegar hasta las últimas consecuencias.
