En la actualidad, el personaje de King Kong es considerado una de las estrellas más grandes del cine mundial, y todo comenzó con esta película concebida por Merian C. Cooper y Ernest B. Schoedsack. Incluso si su trasfondo resulta problemático bajo la óptica del siglo XXI (sobran las instancias de racismo y sexismo casual), es innegable que ‘King Kong’ fue una maravilla técnica en su tiempo, mezclando técnicas entonces innovadoras de animación en stop motion, maquetas y retroproyección para dar la ilusión de pequeños humanos coexistiendo con un gorila prehistórico gigante. Hoy es un referente clásico del cine fantástico de monstruos (contemporáneo de ‘Drácula’, ‘Frankenstein’ y demás producciones de Universal Pictures), del que se desprenden tantas escenas icónicas que siguen siendo citadas, parodiadas e imitadas al día de hoy.
El director y guionista Richard Linklater apuesta por una premisa muy simple en Antes del amanecer (Before Sunrise): dos desconocidos se encuentran en un viaje en tren a través de Europa y deciden pasar la noche juntos en Viena. Él (Ethan Hawke) es un chico estadounidense despreocupado de la vida, viajando sin rumbo después de terminar una relación. Ella (Julie Delpy) es una chica sa con sus ideas bien firmes. A partir de ahí nosotros también nos enamoramos de estas personas reales, creíbles, gracias al guion certero de Linklater, que deja la fantasía de lado y sólo sigue a Jesse y Celine paseando por las calles, conociéndose, enamorándose y haciendo que el público haga lo propio por ese romance instantáneo. Difícil no suspirar en algunas escenas, que ya son clásicos del cine, como las miradas desviadas en la tienda de discos, o el juego con el teléfono imaginario del restaurante. Es una película simple, con grandes actuaciones de Hawke y Delpy, que nos hace viajar no sólo por Austria, sino a través de las posibilidades infinitas del amor.